La creación de prototipos adopta un enfoque iterativo en el proceso de desarrollo de sistemas, donde en cada iteración se identifican y analizan los requisitos, se exploran soluciones alternativas al problema, se diseñan nuevas soluciones y se implementa una parte del sistema. Luego, se invita a los usuarios a probar el prototipo y proporcionar retroalimentación.
Este proceso comienza con la creación de un modelo preliminar de un subsistema principal o una versión a escala del sistema completo. Por ejemplo, un prototipo puede presentar formatos de informe de muestra y pantallas de entrada. Una vez desarrollados y refinados, estos prototipos se convierten en modelos para el sistema real. El modelo preliminar se mejora para formar los modelos de segunda y tercera generación, y así sucesivamente, hasta completar el sistema.
Los prototipos se pueden dividir en dos categorías: operativos y no operativos. Un prototipo operativo es funcional, accede a archivos de datos reales, edita datos de entrada, realiza cálculos necesarios y produce resultados reales. Mientras que un prototipo no operativo es más bien una maqueta o modelo que incluye especificaciones y formatos de entrada y salida.